Hoy en día, muchas comunidades de vecinos optan por la opción de contratar los servicios de un administrador de fincas con el objetivo de despreocuparse de diversas actividades. Y es que, tal y como podrás comprobar si sigues leyendo este artículo, estos profesionales se encargan de una buena cantidad de tareas que permite que los propietarios de los inmuebles que componen un edificio o cualquier otro tipo de construcción puedan vivir más tranquilos y con menos preocupaciones.
En resumidas cuentas, las labores de un administrador de fincas son, fundamentalmente, la de gestionar los intereses de los vecinos que componen una comunidad así como la de asesorar a la junta de propietarios y mediar en los problemas que puedan surgir entre los inquilinos y los diversos dueños de los pisos. Por lo general, se trata de un profesional totalmente ajeno, independiente y libre respecto a la finca que administra, algo fundamental por el tipo de trabajo que desempeña. Además, también hay que decir que es el encargado de efectuar los cobros de las cuotas de comunidad, realizar los pagos que correspondan y dar los pasos necesarios que lleven a la ejecución de las obras y reparaciones urgentes que sean pertinentes.
La elección de un administrador de fincas ha de llevarse a cabo a través de una junta vecinal en la que todos los propietarios asistentes se pongan de acuerdo. Esto se realizará mediante votación directa y, en caso de que el resultado sea positivo, incluso los que hayan votado en contra deberán acatar la decisión. En este sentido cabe destacar que, una vez que una comunidad cuente con los servicios de uno, este deberá asistir a las posteriores reuniones que tengan lugar para permanecer al tanto de lo que sucede en el edificio. Asimismo, también tiene la potestad de convocarlas si lo estima oportuno.
Cualquier persona no puede llegar a ser administrador de fincas ya que, para poder ejercer esta profesión, es necesario contar con una titulación específica y una formación adecuada. Este hecho es vital para las comunidades de vecino ya que tienen el derecho de que la persona que elijan les muestre los títulos que le avalan. Es necesario destacar que, para poder operar como administrador de fincas, es necesario poseer un título universitario en derecho, ciencias económicas o alguna rama similar y, posteriormente, solicitarlo una vez aprobado un examen específico. Por su parte, existe una Escuela Oficial de Administradores de Fincas autorizada por el Ministerio de Fomento en la cual se puede obtener el título del que ya hemos hablado sin necesidad de poseer otros estudios superiores.
En definitiva, tal y como dice el artículo 20 de la Ley de la Propiedad Horizontal, el administrador de fincas de una propiedad ha de velar por el buen régimen del inmueble, de sus instalaciones y de sus servicios, atender a su conservación, preparar el plan de ingresos y gastos, realizar los cobros y efectuar los pagos, actuar como secretario de la junta de vecinos y custodiar la documentación que sea pertinente. Además, en caso de que la junta de vecinos que ya hemos citado le confiera otras responsabilidades, este está en la obligación de llevarlas a cabo. Eso sí, siempre y cuando formen parte del acuerdo establecido y teniendo en cuenta que este profesional puede exigir prestaciones económicas adicionales por la realización de esos servicios.